Los waffles con forma de pene nacieron en Europa y ahora son un boom en todo el mundo. En una mezcla de diversión, deseo y juego, la comida se hace cada vez más explícita y más atrevida.
“Aquí la puntita no se chupa, se muerde”, reza la calcomanía negra que está en el ventanal antes de ingresar a un llamativo local de una waffleria ubicada en Buenos Aires.
Estos famosos y coloridos waffles tienen «18 cm de felicidad”. Son waffles de vainilla, que pueden tener relleno, cobertura y toppings. El proyecto fue ideado por cuatro amigos colombianos. Manuela Cuellar, Paula Vargas, Julian Polo y Valentina Rojas. Idearon la divertida propuesta gastronómica en plena pandemia del coronavirus, y fue todo un éxito.
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“Todo comenzó en septiembre del 2020, empezamos con delivery y los mismos clientes nos empezaron a pedir que tengamos un local. Empezamos a buscar una zona que fuera estratégica y encontramos este, en pleno corazón de Palermo”, contó Manuela en una charla con Infobae en su local de “La Puntita”, quien invitó a conocerlo.
La apertura de este proyecto foodie nació en plena pandemia, donde muchos locales gastronómicos cerraban sus puertas y estos cuatro amigos apostaron a la industria para abrir un nuevo restaurante.
Respecto a la incertidumbre de la iniciativa dijeron: “En ningún momento la sentimos. Fuimos evolucionando de a poco. Nos fue muy bien con el delivery y nos pedían muchos regalos, para cumpleaños, despedidas de solteros y hasta para las parejas que nos decían, ‘le quiero mandar una sorpresa a mi novio’”.
Y fue así que con el pedido de sus clientes y el esfuerzo de estos amigos, encontraron el local donde hoy sirven deliciosos waffles fálicos.
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Cómo surgió los waffles “La Puntita”
Está inspirado en el famoso local “La Pollería” de Barcelona. Pero a diferencia de ellos que solamente ofrecen el waffle y la cobertura, en “La Puntita”, le suman divertidos toppings para completar la experiencia golosa.
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El público que los visita y al que va dirigido son jóvenes de 18 a 35 años, millennials y centennials. Nativos digitales que van acorde a las tendencias. Son foodies y techies que descubren nuevos lugares que les gusta probar cosas diferentes y no tienen tabúes con el sexo. Sin embargo, Manuela cuenta que también los visitan hasta personas mayores, y que los comentarios son siempre positivos: “Me han dicho, que chévere, y nos felicitan por la propuesta innovadora”.