La doble penetración consiste en combinar la penetración vaginal y anal al mismo tiempo ¿te animas a darlo todo en el sexo? Es cuestión de gustos, claro…
Hay un viejo proverbio sueco que dice: “La alegría compartida es una doble alegría; el dolor compartido es medio dolor».
Seguramente el sueco que escribió esto no estaba pensando en las sutiles complejidades del sexo con doble penetración, algo que la mayoría de la gente conoce simplemente como una categoría más de la pornografía. Pero las similitudes son difíciles de ignorar.
Aunque la mayoría de los videos porno ejemplificando dicha categoría muestran a dos hombres cis penetrando a una mujer cis, uno por la vagina y otro por el ano, ese es solo un tipo de la doble penetración.
“La doble penetración es un término genérico para muchas variantes que se incluyen en ella”, explica la experta en sexualidad Pallavi Barnwal. “La variante que se practica comúnmente es donde la penetración anal y vaginal ocurren simultáneamente, pero también podría significar usar los dedos además del pene en el mismo orificio o en uno diferente, o simplemente dejar de lado el pene para usar un vibrador de doble cara que haga el trabajo».
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Por lo tanto, tener una pareja o dos no es un requisito para que experimentes los sublimes placeres de hacerlo. Incluso usar una mordaza mientras te meten los dedos o te penetran cualquiera de los orificios cuenta como doble penetración.
Pero, ¿por qué tanto interés en la doble penetración? Para empezar, las posibilidades de experimentar un orgasmo prostático aumentan drásticamente con casi cualquier variante de doble penetración. «Incluso los hombres heterosexuales pueden experimentar un orgasmo prostático», dijo Barnwal. «La idea de que solo los hombres homosexuales pueden experimentarlo es inherentemente homofóbica».
Hay otras mujeres que la practican usando un vibrador de doble cabeza que estimula tanto el ano como la vagina, es la idea de la «independencia sexual» lo que hace que no tenga comparación con cualquier otra experiencia sexual.
«No es tan simple como no querer un hombre. Tengo una relación sexual sana con mi novio. Pero la sensación de control absoluto que me puede dar un consolador de doble cabeza es incomparable, y mi novio lo reconoce», dicen los testimonios de quienes la practican.
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