La sexualidad en su verdadera dimensión toma un valor específico en todas las culturas, al punto de que en algunas trasciende lo biológico y lo físico para convertirse en un componente simbólico de gran valor social y terminan siendo costumbres extrañas en el presente.
En ese sentido, por extrañas que parezcan ciertas tradiciones, no está demás despojarse de prejuicios, para conocer algunas costumbres relacionadas con la sexualidad y entenderlas en el marco de respeto que merecen.
Costumbres extrañas: la de los esquimales
La costumbre de los esquimales consiste en que al recibir a los visitantes que aparecen a inicios del año, los anfitriones le ofrecen su pareja para que tengan relaciones sexuales, lo que se considera un privilegio y es ofensivo rechazar. Por supuesto, antes la mujer esquimal debe manifestar si desea o no realizar esta práctica con el huésped.
Haití y las orgías comunitarias
Por nuestro continente, en Haití, cerca de las cascadas de Saut D’eau, se realiza una orgía comunitaria que sirve para que sus aguas puras se lleven todos los males acumulados durante el año.
Costumbres extrañas y Nepal sin celos
La escasez de tierra y de recursos de Nepal, impide que los habitantes de la región puedan estructurar una familia y se cuidan de tener muchos hijos que alimentar por las precariedades que atraviesan. Para atenuar estas limitaciones, se acostumbra que los hermanos compartan la esposa con el propósito de enfrentar de manera más fuerte las hostilidades del medio.
Nueva Guinea libre de compromisos
En Nueva Guinea, la sexualidad se inicia desde muy temprana edad y se considera aceptable que los jóvenes convivan por breves temporadas. La intimidad es vista como una realidad que no implica ningún compromiso entre los involucrados.
Estas y otras prácticas son normales en dichos entornos, en razón a que le han dado a la sexualidad un lugar específico.
En Guam ser virgen no es una virtud
En la tradición occidental, se valoraba que una mujer llegara virgen al matrimonio. Pero en algunos lugares se espera justo lo contrario.
Por ejemplo, en Guam y varias islas del océano Pacífico, existe la leyenda de que las jóvenes no pueden ser inexpertas al casarse. Por lo tanto, deben «practicar» varias veces antes de vivir con su esposo.
De hecho, hay hombres que se dedican a prestar el servicio de enseñanza a las mujeres para que pierdan su virginidad y sepan de qué manera hacer disfrutar a sus futuras parejas.
Quizás, el desafío para la cultura capitalista occidental en la que nosotros vivimos, sea experimentar, y/o entender que hay otras formas de vincularse con los afectos y el placer. Mientras no signifique daño para ninguna de las partes, nadie es quien para juzgarlas o señalarlas, ¿no?.
