Sin dudas, la pandemia nos distanció, no sólo de nuestras rutinas y vida diaria, sino también de nuestros afectos y vínculos. ¿Qué pasa con el sexo? ¿Qué pasa si no tengo o vivo con una pareja? ¿Cuál es la solución? Las experiencias virtuales a través de Zoom. Sí, leíste bien, es una especie de orgía virtual donde sucede DE TODO.
«Muéstrame las tetas. Bájate el boxer. Chúpale la pija. Que se toque la concha. Me explota la pija. Sí papi acábame la cara. Cómo me calienta verte así«. Así es una orgía a distancia. Mensajes que van y vienen, algunos acceden a realizar lo que les piden, otros no. “Dámela toda. Me gusta que me peguen. Sí, latígame así. Quién pudiera tener esa verga adentro. Quiero que la chota de Cristian sea mi mate. A la mierda. Lo que acabé. No doy más”.
Lo virtual, de la mano de la tecnología, llegó para quedarse y así se van transformando las formas de vincularnos, relacionarnos y hasta de tener sexo. Esta pandemia nos obligó a borrar la línea entre la realidad y lo virtual.
El sexo virtual
La mayoría de lo ahora “real” está en nuestras computadoras y teléfonos. Fue así que medio de este caos sanitario, la creatividad alcanza su máximo nivel: en Argentina por ejemplo, surgió Sex, una experiencia privada. Se trata de la adaptación de una obra de teatro que lleva el mismo título y que consistía en una serie de performances eróticas: los actores se paseaban con trajes de cuero y lencería fetish interactuando con el público. Ahora, como tocarse implica correr un riesgo, la obra se pasó al modo virtual: pagas el ticket y durante tres días recibes material erótico a través de seis plataformas diferentes. Cada día termina con un gang bang (orgía) por Zoom.
Otros son más clásicos, prefieren el modo casero e íntimo: entre pocas personas y de confianza, arrancan la acción cuando la camarita se prende. Las experiencias que antes eran en conjunto, con una o más personas, hoy en el sentido físico son individuales.
Aprovechar la oportunidad
Esto quizás, sea una oportunidad para aprovechar y auto-conocernos mucho más. ¿Sabes qué es lo que te gusta que te hagan? ¿Cuál es tu zona más erógena? ¿Cómo es tu cuerpo en la intimidad y tus partes íntimas? ¿Qué es lo que disfrutas realmente en el acto sexual? ¿Cuándo alcanzas el orgasmo?
Aunque parezcan preguntas obvias, no lo son para todos, por eso es importante disfrutar también del propio placer, conocerse tanto que no haga falta de otra persona, para que, cuando sí nos podamos volver a encontrar sin riesgos, podamos hacerlo con toda nuestra autoconfianza recién construida, porque no hay nada que atraiga más que la seguridad.
Trabaja en ti, descúbrete, juega contigo mismo y anímate, que el placer es una necesidad corporal y un disfrute total.
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