Deseo Prohibido: el placer del goce oculto
Finalmente Álvaro y yo habíamos encontrado algo de tiempo para estar solos. Llevamos tres días intentando escapar de los ojos de mi padre dentro de la mansión, pero él nunca se aleja de nuestro lado. Nos habían prometido matrimonio desde que éramos niños y siempre supimos que terminaríamos casándonos de